domingo, 31 de mayo de 2009

Aprendiendo a Gatear...



Puede que sea complicado y de plano no puedas ni hacerte a la idea de lo patoso que es hacerte con la tecnica suficiente para gatear e ir por la vida sonriendo.
Pero sabes? Aqui no hay personas que puedan andar por si solas, todas andan arrimadas a las demas, aprendiendo, consumiendo, existiendo... solo para aprender a gatear por si solas.

Cae la mañana y ya es de tarde, el viento sopla fuerte por aqui y no estamos en agosto, mis ganas de leer o hacer algo interesante han caido como las acciones de alguna compañia en internet fracasada, y ahora estoy sumido en la banca rota emocional, con tantas cosas que hacer y tan pocas ganas de hacerlas, me he puesto a pensar que quizas esta... no es mas que una tarde normal.

Y como siempre al ocaso de un nuevo desastre emocional, me invito una copa y aunque no la beba, me pongo a mirarla; a contemplarme a mi.
De las notas que solia inventar, de las cosas que podia hacer, de las tonadas que el viento silbaba todas ellas dedicadas a mi.

Y siento lo que siento hoy, porque han pasado tantas cosas y mis ganas de existir han destilado una pesadilla, la misma de la otra vez, donde todo acaba sin mi.
Y cae la tarde serena, lejana y grandiosa... dejandome un amargo sabor en la boca, porque no te tengo aqui.

A todo esto, le resto importancia... porque no hay nada que me importe por mas de un par de minutos, como ayer lo descubri.


Y es que, como seria mi mundo sin mi?
Y es que... aun estoy aprendiendo a vivir la vida sin mi.
Y es que, aprender a gatear sin ti, no es nada facil.
Porque todo es calma y paz, un mundo pintado de azul.

Bienvenidos a mi depresion de mayo...

1 comentario:

Liseth -Hyda- dijo...

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y, otra vez, con el ala a sus cristales
jugando llamarán;
pero aquéllas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres...
ésas... ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aun más hermosas,
sus flores se abrirán;
pero aquéllas, cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará;
pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate:
¡así no te querrán!

y seguiran viniendo!