En la carrera del olvido

En esa pista triunfa aquel que no ha vivido, que no tiene sentimientos encontrados con todas las cosas que tiene en frente, si uno desea se pierde y no pasa la hora, en cambio cuando uno se encuentra... es cuando generalmente se olvida de las cosas que tenia que hacer, antes de que se diera cuenta de que andaba a la deriva. Son pocas las estaciones que se cubren de gloria pasada y muchas menos aun las que se tiñen de verde piraña (pez amazónico, no es verde... eso creo).

Pensando que ha llegado la triste hora de ponerse encantadores, para que todos se salgan de sus asientos y digan casi callados, que ha llegado la hora de ponerse el traje arrugado, y planchando nuestras mejores caras nos encontramos en medio de la calle devolviendo favores, aguardando el colectivos que ha de llevarnos... hacia quien sabe que, incierto el futuro se estrella con nosotros, dándonos crueles pistas, las cuales terminan con una gran revelación: el olvido... nos ha acorralado.

No somos lo que fuimos y no queremos ser lo que soñamos, nos gusta el darnos de cara con las cosas que salen al azar y mezclamos miedos, penas, amores y hasta de vez en cuando un poco de adrenalina. Para quizás el poder ver el tiempo de los inmortales en el programa de las 4, simplemente esperando al bufón que se jacta de perderse en la mañana del ayer.

Los santos hacen contraseñas para lanzarse insultos apenas y se ven las gotas de rocío bañadas de lujuria y cargadas con hiel que no hacen juego, pero que representan su papel la mar de bien o eso nos incitan a creer, son pocos los Romeos enjaulados que saltan de bar en bar, esperando a su Julieta cargada de pastillas... y los hay de otros tonos, pero siempre esperando el mayor mal para el menor problema, esperando a que se acabe el tiempo de dos y comience la pena de tres compartiendo el mismo saco, compartiendo el mismo queso.

Somos pocos y cada vez menos... pero respiramos de momento y con eso nos hacemos un cuento de tres para la eternidad esperando sentados a que la carrera hacia el olvido llegue a su corto fin.

Matta ne!

nota.- Das my fate... es un sueño y no ficción, es una pena que pasa de largo y que a nadie hace daño, es el llanto decorativo de una riña desolada, con el tiempo y con las hadas... esperando el regreso de alguien, esperando la mano de alguien... esperando a por ti.